La compra de animales por impulso es una de las razones principales para el abandono de las mascotas. No podemos comprar, adoptar o acoger a un ser vivo sin haberlo pensado mucho porque es un cambio muy importante en nuestra vida y en la de quienes nos rodean. No es una camisa, no podemos devolverla o regalarla. Hay que tener en cuenta todo lo que la decisión de tener un nuevo miembro en la familia va a suponer, porque una vez que ha salido de esa situación de urgencia, de esa jaula, no podemos permitir que vuelva a ella.
- Hay que mentalizarse porque la acogida puede durar meses
- Hay que pensar en los gastos adicionales que supone. Incluso con la ayuda de las protectoras, el perro será tu responsabilidad.
- El perro puede desarrollar problemas de conducta y romper cosas. Hay que armarse de paciencia y tal vez buscar un buen educador en tu zona.
- Durante mucho tiempo el perro ha tenido una conducta higiénica inadecuada por estar encerrado en una jaula. Al principio será así y no se le debe reñir jamás. Poco a poco lo entenderá.
- Si nos vamos de vacaciones y nos llevamos al perro hay que informar a las protectoras.
- Si nos vamos de vacaciones y no nos llevamos al perro hay que valorar dónde se va a quedar porque puede que no le siente nada bien volver a una jaula (a ellos no les importa que en la puerta ponga residencia o perrera: es una jaula). Hay residencias muy familiares, pero no es fácil encontrarlas.
- Si tenemos otros animales, antes de acoger o adoptar otro hay que valorar que efectos tendrá sobre nuestras mascotas: nuestra primera responsabilidad es para quienes ya están bajo nuestro cuidado. Si decidimos que es adecuado, hay que presentarles antes de ir a casa. Lo ideal es que se conozcan a lo largo de unos cuantos días en una zona neutra -un parque que ninguno de los dos tenga condicionado-.
Teniendo en cuenta esto, hay que decir que las acogidas son imprescindibles. No salvas una vida, salvas dos: la del perro que acoges y la del perro que puede entrar en la protectora. Hay muchos perros que se adaptan perfectamente a tener un amigo de acogida de vez en cuando, porque es una manera de socializar y de no estar solo. También es cierto que hay perros que pueden llevar bien unas cuantas acogidas pero, si no les dejas recuperarse entre una y otra, la siguiente la pueden llevar mal.
En cualquier caso, lo ideal es que ni las acogidas ni las adopciones sean fruto de impulsos. Habladlo, pensadlo e incluso contactar con un profesional que os ayude a escoger el perro que mejor se adapte a vosotros y a vuestros animales. Evitemos que los perros vuelvan a los cheniles una vez fuera de ellos.
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